miércoles, 17 de junio de 2009

TRIBUS URBANAS


Desarrollo teórico introductorio:


A comienzos de los 90 surge la preocupación por la problemática de las denominadas «tribus Urbanas». En los 80 ya existían en España muchos grupos juveniles con gustos musicales similares que se agrupaban bajo esta denominación. Lo que sí se produce a primeros de los 90 es la explosión de los «grupos urbanos violentos», haciéndose
notar por sus acciones y ocupando un lugar destacado y equívoco en las noticias de
los medios de comunicación.

El cajón de sastre de la denominación de «tribus urbanas» con la que se señalan desde
punkys a bikers, heavys a jóvenes flamencos, mods a satánicos, bakaladeros a góticos,
hippies a rastas... –y así hasta más de un centenar de tribus definidas por afinidades musicales, estéticas o de otro tipo–, ha supuesto en la práctica un ocultamiento del verdadero problema que genera alarma ciudadana, que no es otro más que la violencia ejercida por jóvenes en grupo en escenarios y contextos muy diferentes.

Resultado de este error ha sido criminalizar al conjunto de colectivos juveniles a los que –por el hecho de asumir una estética diferente a la «normal»– se les adjudicaron males de los que sólo eran responsables aquellos grupos que realmente los ejecutaban.

Se trata, en el fondo, de «Grupos Urbanos Violentos» más que de «tribus urbanas».
Puesto que es el problema de la VIOLENCIA URBANA lo que se oculta bajo ese fenómeno.
Una violencia ejercida por grupos de naturaleza distinta, en los que hay que situar a
algunos skins, bakaladeros, matones urbanos, borrokas, en un saco donde se mezclan apariencias,ideologías e interpretaciones.

En definitiva, el objeto de esta reflexión es el fenómeno de la violencia urbana, porque debemos comprometernos social y personalmente en la lucha por la erradicación de un problema que amenaza con extenderse peligrosamente.

Los gamberros de hoy no son sólo inciviles o brutos o mezquinos. Son una auténtica tribuen la urbe que carece de ideales auténticos. Son héroes del asfalto nacidos como plantas en una sociedad propicia, por su clima y gobierno, para que proliferen y se desarrollen.

Ellos no van contra-corriente, son mucho más primitivos. No les importa nada: ni la vida ni la muerte, ni la propia ni la ajena.

La sociedad poco les ofrece, es cierto; pero son pocos y cobardes. En masa, destruyen; y, en privado, se asustan de ellos mismos. Son jóvenes sin respuestas, desorientados, temerosos, perdidos, sin identidad y, en consecuencia, peligrosos.
Jóvenes cuya verdadera lucha es contra el espejo. Ese espejo que refleja nuestro rostro y nuestro abismo. La valentía consiste en que se miren los unos a los otros, porque la persona que no se puede mirar a sí misma, es la persona que necesita de un grupo, de una tribu, para ser alguien.

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